sábado, 4 de agosto de 2012

Yesterday

La tranquilidad del verano siempre hace que me de por revisitar mis recuerdos y la gente que ha pasado por mi vida. Conforme pasas años la vida se representa cada vez mas como ese camino que recorremos y que vemos tan claro cada vez que echamos la mirada hacia atrás. Allí vemos como si las caras conocidas del pasado nos dijeran adiós constantemente, con una sonrisa de tristeza.

Y mientras vamos caminando, lo hacemos sonrientes hacia todo los nuevo que nos espera. Como si de una carrera de relevos se tratara, conforme vamos llegando a la nueva meta, tenemos gente que viene a nuestro encuentro. Y como perros sin memoria movemos la cola, con la misma sensación de que fueron gente a la que despedimos hace unos minutos solo, cuando en verdad hace mucho tiempo que no los vemos.

Contentos estamos de seguir caminando y exaltados de ver que nos deparará el futuro. Una especie de lavado cerebral para poder quitarnos la tristeza de lo que dejamos atrás. Aseguramos que lo que nos depara el futuro es mejor. Y lo decimos con una sonrisa llena de esperanza y de seguridad, pero la realidad es que tenemos miedo. Miedo a no hacerlo mejor. Miedo de no ver más a los que dejamos. Pena de la perdida de trato y con ello la perdida de amistad. Miedo al cambio, que aunque es obligatorio, no es precisamente lo que nosotros querríamos ahora.

Conforme nos vamos haciendo mayores, somos más resistentes a este cambio. Cuando somos jóvenes, los cambios son oportunidades, sobre todo de cosas que no nos gustan o cosas que nos han salido mal.  Tenemos una segunda oportunidad de volverlo a hacer, pensando que esta vez nos va a salir bien pues ya hemos aprendido la lección. Pero con los años sabemos mas.

Sabemos que cambio no siempre quiere decir  ir a mejor. Sabemos que aunque tenemos la experiencia de los fallos antiguos, eso no te da la seguridad de que no vas a cometer otros nuevos. Sabemos que aunque en nuestra nueva andadura nos volvemos a reencontrar a gente del pasado, tenemos miedo de no poder volver a reconectar nuestros caminos de la manera que se hicieron en un pasado, y sobre todo y lo que mas miedo nos da, es mirar el paso del tiempo en estas personas y pensar que ellos están pensando lo mismo de nosotros. El tiempo inexorable que nunca perdona.

Con todas estas meditaciones me acuerdo de la canción Yesterday de The Beatles y como Paul hace una oda al ayer. Algo tan inusual en nuestros tiempos donde siempre hay que mirar hacia delante y donde mirar hacia atrás es para cobardes. Yo lo pienso al revés. Hay que ser muy valiente para mirar hacia atrás y seguir con paso firme.

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