sábado, 2 de febrero de 2013

Futuro incierto

Mientras la gente va cogiendo los abrigos y van cerrando las luces de sus despachos, ella se queda rezagada con la cara en la pantalla. Una pantalla que le ha dado mas que un quebradero de cabeza en muchisimas situaciones difíciles. Una oficina que le ha dado mas enemigos que amigos, pero que esos poco elegidos no los cambiaria por nada en el mundo. Un espacio que se ha comido años de su vida. Se comió los primeros pasos de su hijo, la simpatía y conexión con su marido hasta hacerlos dos desconocidos que vivían juntos, la juventud de una piel dando paso a cabellos plateados y bolsas en los ojos. Y a pesar de todo, iba a echar mucho de menos llegar aquí todas las mañanas y cambiar su rutina diaria.

A partir de mañana ya no tenia que volver allí. La empresa rescindía de ella y de 100 compañeros mas alrededor de toda España. Las cosas están mal y tienen que cerrar oficinas. No solamente es ella. Lo típico de mal de muchos, consuelo de tontos, pero a ella, a los 55 años, hacerle esto era en letras grandes toda una putada. Ya no tenia la mentalidad de joven, de pensar que la vida era mas que trabajar. Para ella ir a trabajar era su modo de vida y no quería ni pensar en que iba a pasar a partir de mañana.

 Mientras sus compañeros iban saliendo de la oficina ella no podía levantarse de su silla. Miraba toda la oficina cuidadosamente. No quería dejar ni un detalle sin grabar en el disco duro de su memoria. "¿Ese cuadro es nuevo? Nunca me había fijado en él". De lejos, ya en la puerta, una de sus compañeras, una de esas que se había convertido en su mejor amiga, le miraba en silencio. La miraba haciendo la misma función, intentando recordar cuando fue la primera vez que la vio entrar en aquella oficina. Como le caía de mal en un principio y como cambio su mentalidad a raíz de que ella le ayudara en aquel lio con el jefe. Tenia mucho carácter pero un corazón como un elefante de grande. Sin darse cuenta, las lágrimas le cayeron por las mejillas.

Ella cogió la bolsa que había preparado con todas sus cosas, fotos, libretas, bolis, agendas...las flores que les habían regalado sus compañeros hoy por ser su último día. Había sido un día cargado de emociones y ahora no sabia como dar un carpetazo final a este episodio. Un episodio que se cerraba en contra de su voluntad, pero en el que ella no podía hacer nada. Cogió su abrigo, sus cosas y apago el ordenador. Al ver a su amiga en la puerta con su cara triste, se vio en la obligación de animarle "Venga Rosa, no seas tonta. Si nos vamos a ver más ahora que antes. Con la de tiempo libre que voy a tener a partir de ahora" y la cogió y la abrazo muy fuerte. Ellas sabían que la conexión que tenían ahora la iban a ir perdiendo poco a poco. Que ya nada iba a ser lo mismo, pero las dos se mintieron para poder seguir adelante "Ya te vale, ya. Menuda envidia me das. La de tiempo que vas a tener para por fin poder hacer lo que quieras. Yo el lunes de vuelta a este rollo".

Ya en la calle, comenzó a caminar. Era una mujer libre. Lo que había dicho su amiga era verdad. Por fin podía hacer lo que quería..........¿y que es lo que quería?....bueno, ya lo pensaría. Ahora tenia mucho tiempo para pensar. Y mientras caminaba por la calle miraba todo a su alrededor. Caras que le miraban como diciéndole"Yo estoy en tu misma situación. Soy libre también. ¿Ves lo contento que estoy? ¿Puedes palpar la felicidad de toda la población que ahora puede por fin hacer lo que quiere?" Sus ojos llenos de lágrimas se quedaron sin imagen.