sábado, 25 de agosto de 2012

Detrás del espejo

Siempre me ha fascinado la historia de Alicia en el País de las Maravillas. Ya desde pequeña, me parecia asombroso que alguien pudiese trastocar la realidad con simples botellitas o trozos de comida y que hubiera un mundo paralelo al nuestro, donde todo pudiera ser más posible que en esta parte del espejo. Siempre me ha parecido fascinante el poder de cambiar la historia y de que todo depende de nosotros realmente.

Otra cosa que siempre me ha parecido muy divertida es imaginarme la realidad de los demás. Siempre he pensado que cada uno vive la realidad de manera distinta. Cuando iba al cole y la profe me decía que mirásemos al color azul, yo pensaba que a lo mejor, ese color que yo veía como "azul" los otros lo veían distinto. A lo mejor, mi azul era el rosa de mi compañera o el verde de mi otro compañero. Y ya me descolocaba al saber que un niño de la clase que era daltónico veía verde mi rojo.....entonces, ¿como sabia ya si mi rojo era realmente verde y su verde era rojo? Que lío!!!

Y me pasaba también con los olores. Siempre he tenido un olfato tremendamente alto.....demasiado incluso!! La de chicos que no han tenido posibilidades conmigo por su olor....no olian mal realmente....pero u olian a sangre, u olian a cuero, u olian a "hombre".....bueno, también es curioso si lo miramos al revés.......los que me gustaban por que olian a mantequilla, a mar, a vodka y cigarrillos, a absolutamente nada....jajajaja...estoy un poco loca.

Bueno, volviendo a lo que os contaba antes.......esa realidad que nos parece muy tangible a todos, pero que no lo es tanto. A veces he intentando meterme en la piel de otra persona. He intentando saber que olores percibe, con que colores ve el mundo, como saborea la vida desde la visión de su rutina, de sus recuerdos, de su entrañas. Y como me mira esa persona a mi y si tiene idea de quien soy yo realmente.

 Os estaréis preguntando el por que de todo este pensamiento. Pues bien. Se que ahora mismo estamos viviendo una época de cambios donde la gente está intentando ver hacia donde nos dirigimos y hacia donde vamos. Muchos presagian pestes y que vienen muchas más. El clima de pesimismo es generalizado. Y mi pensamiento en este mundo critico y abandonado de ilusión, es mirar hacia el otro lado del espejo. No quiero pensar que solo hay una realidad en este mundo. Cuando un niño se enferma la gente dice que es por que se esta haciendo mayor. Normalmente siempre salen de ella más altos, más formados. Ese es mi pensamiento. Vamos a salir más fuertes de esto.

 Tenemos que dejar de pensar que las cosas van a ir a peor, si no que vamos a ir a mejor. ¿Por que? Pues por que todos queremos que las cosas vayan a mejor. Vamos a dejar de ver esa realidad de la cual se han empeñado algunos pocos. Vamos a dejar de tener miedo. Miedo a vivir, miedo a pensar, miedo a gastar, miedo a buscar, miedo a hablar. Vamos a mirar al otro lado del cristal y vamos a ver la realidad que nosotros queremos ver. Vamos a ver lo que queremos vivir nosotros, lo que queremos pensar, lo que queremos gastar, lo que queremos decir. Vivir sin miedo. Ese es el mundo en el que quiero vivir. Ese es en el lado del espejo que me quedo. ¿Te animas?

 

jueves, 9 de agosto de 2012

Gracias Chavela

El mundo de la ranchera esta de luto. Se murió Chavela Vargas, la gran poeta, la gran maestra, la que hablaba con el corazón tan abierto que nos cerraba la boca a todos. Soñadora de mundos mejores, con ojos llenos de esperanza y el corazón lleno de pena. Chavela cantó la ranchera como nadie, con voz de mujer masculina, con voz quebrada y triste y con la pasión mexicana de sus antecesores.

Ella bebió la vida a raudales, sin tapujos, sin reglas, sin cortapisas. Ella se fue fiel a si misma sin importarle los tiempos en los que vivía y sin importarle su condición de mujer, queriendo ser libre siempre, para sentir, para amar y para vivir. Ella, que vivió de los recuerdos y que hizo de su alma el lugar correcto para depositarlos.

Con la valentía de la mujer luchadora que vuelve a la escena del crimen, allí se encontraba ella, levantandose constantemente de su caídas y reponiendose de sus debilidades humanas. Siendo tan fuerte en su ser pero tan débil de corazón que cada vez que amaba tanto se quedaba seca y por ello bebía y bebía para satisfacer esa sequedad provocada por el vacío de corazón y del vacío de sus ojos.

Una mujer que nos enseño a sentir pues cantaba con el corazón. Nos enseño a vivir con cada frase que decía. Ella contaba historias con finales reales y con una moraleja. Tan sabia, tan grande. Se daba a si misma en ese escenario negro y casi vacío, donde con su poncho rojo se cubría, por la vergüenza de despojarse de todo y darse entera.

En sus canciones se reflejaba su vida y en cada canción su dolor. Un dolor interno y un lloro interior. Pocas veces soltaba una lágrima. Ya lo hacia con la voz. Su corazón volcaba la pena en su voz y esta salia a raudales, rota y con una tristeza que hacia llorar a todos los que la escuchaban. Ahora nos queda su música enlatada, sus imágenes, sus frases en la red. Nos ha dejado a todos inundados con ese amor que tenia ella hacia la humanidad, de la cual bebió hasta el final.

 Gracias Chavela por tu honestidad. Gracias Chavela por habernos mostrado tu dolor de una manera tan hermosa. Gracias Chavela por habernos dado tanta paz. Gracias.

sábado, 4 de agosto de 2012

Yesterday

La tranquilidad del verano siempre hace que me de por revisitar mis recuerdos y la gente que ha pasado por mi vida. Conforme pasas años la vida se representa cada vez mas como ese camino que recorremos y que vemos tan claro cada vez que echamos la mirada hacia atrás. Allí vemos como si las caras conocidas del pasado nos dijeran adiós constantemente, con una sonrisa de tristeza.

Y mientras vamos caminando, lo hacemos sonrientes hacia todo los nuevo que nos espera. Como si de una carrera de relevos se tratara, conforme vamos llegando a la nueva meta, tenemos gente que viene a nuestro encuentro. Y como perros sin memoria movemos la cola, con la misma sensación de que fueron gente a la que despedimos hace unos minutos solo, cuando en verdad hace mucho tiempo que no los vemos.

Contentos estamos de seguir caminando y exaltados de ver que nos deparará el futuro. Una especie de lavado cerebral para poder quitarnos la tristeza de lo que dejamos atrás. Aseguramos que lo que nos depara el futuro es mejor. Y lo decimos con una sonrisa llena de esperanza y de seguridad, pero la realidad es que tenemos miedo. Miedo a no hacerlo mejor. Miedo de no ver más a los que dejamos. Pena de la perdida de trato y con ello la perdida de amistad. Miedo al cambio, que aunque es obligatorio, no es precisamente lo que nosotros querríamos ahora.

Conforme nos vamos haciendo mayores, somos más resistentes a este cambio. Cuando somos jóvenes, los cambios son oportunidades, sobre todo de cosas que no nos gustan o cosas que nos han salido mal.  Tenemos una segunda oportunidad de volverlo a hacer, pensando que esta vez nos va a salir bien pues ya hemos aprendido la lección. Pero con los años sabemos mas.

Sabemos que cambio no siempre quiere decir  ir a mejor. Sabemos que aunque tenemos la experiencia de los fallos antiguos, eso no te da la seguridad de que no vas a cometer otros nuevos. Sabemos que aunque en nuestra nueva andadura nos volvemos a reencontrar a gente del pasado, tenemos miedo de no poder volver a reconectar nuestros caminos de la manera que se hicieron en un pasado, y sobre todo y lo que mas miedo nos da, es mirar el paso del tiempo en estas personas y pensar que ellos están pensando lo mismo de nosotros. El tiempo inexorable que nunca perdona.

Con todas estas meditaciones me acuerdo de la canción Yesterday de The Beatles y como Paul hace una oda al ayer. Algo tan inusual en nuestros tiempos donde siempre hay que mirar hacia delante y donde mirar hacia atrás es para cobardes. Yo lo pienso al revés. Hay que ser muy valiente para mirar hacia atrás y seguir con paso firme.