domingo, 16 de septiembre de 2012

Desamor

Mientras se arregla para salir, se mira a los ojos y piensa que al final de esos ojos, todavía se sigue viendo. Después de tanto llorar, sus ojos todavía siguen devolviéndole esa mirada de ganas de empezar, de seguir luchando. Han sido unos meses duros, de duelo, de borrar recuerdos, de dejar lo más querido para encontrar un sucedáneo, algo que sustituya lo insustituible.

Caminado, se dirige al bar donde ha quedado con sus amigos y se mira en un escaparate. Lo bueno de todo esto es lo delgada que se ha quedado. Menudo tipazo. Si no fuera por estas incipientes arruguillas cualquiera diría que es una veinteañera. Sus maneras tienen que volver a esa época aunque su cabeza ya no está allí...y sobre todo cuando uno no tiene ganas de volver allí.

Saluda a todos. Amigos de siempre, algunos rejuntados, no se sabe si por amor, por comodidad o por aburrimiento. A veces nota la mirada de pena de algunas de ellas, soltando las manos de sus parejas para que sea menos violento. Ella se da cuenta y va a la barra. "Buenas noches Nacho. ¿Me das una cerveza?". Nacho esta guapisimo esta noche. Cuando le paga, este le lanza una sonrisa que le hace sonrojarse. Esto le devuelve la confianza para volver a su mesa.

"¿Sabes que tengo un compañero de trabajo que esta soltero y parece muy majo? Podíamos quedar una día todos juntos y te lo presento. Seguro que conectais muy bien" Ella le sonríe y no dice nada. Esta empezando a hartarse de que todo el mundo trate de emparejarle. No por el esfuerzo que hacen sus amigas, que parecen molestas con su nueva situación de soltera, si no por que parece que de repente todos los hombres solteros del planeta son majisimos y posibles padres de sus hijos. ¿Que no se acuerdan de lo difícil que le ha sido siempre encontrar alguien interesante debido a lo exigente de su personalidad? No por que quiera un hombre 10, sino por que lo común siempre le ha aburrido a morir. Y normalmente, eso es lo que abunda.

Pega un trago largo de su cerveza tratando de olvidar el comentario de su amiga, para volver a pegar otro viendo el hastío de las caras de sus amigos. "Pues nosotros nos iremos pronto. Tenemos que recoger a Sarita en casa de mis padres a las 9" "Si. Nosotros también. Tenemos un bautizo mañana".
Vuelve a la barra tratando de emborracharse en esta hora de "diversión" que le queda antes de irse a casa. "Dame un ron con cola....cargadito, por favor". Un joven se acerca a la barra para pedir. Mierda....lleva el mismo perfume que su ex. Su cuerpo se queda débil. Siente como un golpe en su estomago. De repente suena Adele con su Rolling in the deep y todo se desmorona a su alrededor. "¿Estas bien?" le dice Nacho. "Si, tranquilo. Necesito ir al servicio un momento. ¿Me cuidas la copa?"

Como si hubiera visto un fantasma, se mete en el servicio. Allí se mira en el espejo y se da cuenta por que Nacho le ha preguntado por su estado. Su cara esta desencajada. El olor del perfume se ha metido en sus entrañas y le están dando arcadas. Todos los recuerdos se agolpan en su cabeza. Su risa, sus manos, sus besos, su cara, sus ojos, su brazo, sus conversaciones, sus sensaciones. ¿Como va a olvidar todo eso? ¿Cuanto va a tardar? ¿Cuando volverá a ser libre? ¿Por que le esta pasando a ella? ¿Por que no pudo funcionar?.

Cuando salio del servicio, fue hacia la mesa de sus amigos. "Chicos, me voy. No me encuentro bien. Ya quedamos otro día ¿Vale?" Y cogió el bolso camino de la puerta. "Espera. ¿Que ha pasado?" "Ya hablamos otro día. Hoy no quiero hablar" ". Mientras le da un abrazo la amiga le dice al oído "Te llamo mañana y hablamos".

Al salir del bar, respira hondo y camina hacia casa. Esto va a ser más difícil de lo que le parecía. Su ex esta metido en su piel y no va a ser fácil quitárselo de la cabeza. Le duele saber que no es tan fuerte como ella creía.  Mientras camina lentamente, imagina el brazo de su ex arropándola y confortandola, como antes solía hacer. Va caminando con un fantasma agarrado a su cintura que le lleva a las profundidades de la locura y sabe que de momento no puede ni quiere hacer nada. Las lágrimas corren por su mejilla y prefiere el dolor de la locura al dolor de la realidad.