miércoles, 20 de agosto de 2014

Final francés

Un día normal, de vuelta a casa después de una dura jornada de trabajo. Colgó el abrigo en la percha y diciendo hola a su mujer con la cabeza se acerco a mirar lo que había para cenar. "¿Todavia sigue despierto?" "Si, entra. Te esta esperando en la cama a que le digas buenas noches". En el pasillo se veía la luz tenue de la lampara de noche y cuando entró en la habitación vio a su hijo de 7 años durmiendo. Le quitó el libro de cuentos de los brazos y él se despertó. "Papa ¿por que vienes tan tarde?" le dijo con ojos entrecerrados. "Lo siento, hijo. Tenemos mucho trabajo en la oficina y tengo que quedarme más tarde" "Y por que no te vas antes o trabajas solo hasta la tarde?". El padre sonrió y le dijo "No puedo cariño. Trabajo mucho para que ni a ti ni a la mama os falte de nada, ¿lo entiendes?". El niño, frotándose los ojos negaba con la cabeza "No. No lo entiendo. Nos faltas tu". El padre al oír esto sintió un latigazo en el corazón que le dejo mudo y mientras le abrazaba, el niño se volvió a dormir.

Al salir de la habitación se fué a la cocina a cenar y las palabras de su hijo se le quedaron a fuego en la cabeza. ¿Para que tanto sacrificio? ¿Estaba haciendo lo correcto? Los días pasaban en su vida de manera rutinaria y casi que no podía diferenciar un día de otro salvo por las estaciones del año y su frío o calor. Días que se sucedían con una rutina tediosa de la cual su mujer formaba parte. Jugaban a un juego de frases hechas y de acciones preparadas donde nadie se saltaba las reglas. Su mujer estaba en el comedor viendo la tele y mientras le lanzaba preguntas, ella contestaba con monosílabos sin dejar de ver la tele.

"Me voy a dormir. No tardes mucho que luego me despiertas" le dijo ella mientras se inclinaba para darle un beso en la frente. El cambiaba canales esperando ver si veía algo interesante, pero hacia tiempo que la tele le parecía muy aburrida, sin programas entretenidos ni buenas películas. De repente se quedo parado en una película que ya hacia rato que estaba empezada. Era una de estas películas francesas donde la tragedia se torna en comedia con mucha frecuencia y de donde parece que sales siempre aprendiendo alguna moralina posible de rescatar en algún momento de tu vida.

En esta película, una jovencita se enamoraba de un hombre más mayor. Él era un hombre adinerado y aburrido mientras que ella hacia el papel de locuela que hace que la vida de ambos dé un giro inesperado y terminen viviendo uno de esos amores de novela. Mientras miraba la película esperando ver esos gags cómicos que le entretenían, se dió cuenta que en las películas era todo mucho más fácil.
En las películas, de repente te das cuenta que tu vida no vale nada y sales a la calle, gritas, miras al cielo y probablemente te encuentres a alguien que cambie el rumbo de la tragedia para que todo sea un final feliz.

Pero, ¿que pasa si no se sale a la calle por que estas tan cansado que no puedes ni respirar? ¿que pasa si no encuentras a esa persona que te inspira y quien demonios sea ese dios que se supone que tenemos que encontrar en todas partes lleva escondido varios años? Apagó la tele y cerró los ojos. Si esto fuera una película de las malas, él se dormiría en el sofá pensando que mañana todo seria mejor y esbozaría una sonrisa mientras el The End iluminaba la pantalla y los espectadores decían en su interior "¿Y esto es todo?".......nooooo......así no acaba la película, tranquilos.......

.....él cerró los ojos y de repente alguien le cogió de la mano. Era su mujer e iba guapisima. Se había puesto el mismo vestido que llevaba el día que se conocieron y curiosamente estaba igual de joven que entonces. Ella le dió un beso lleno de pasión, le dio play al cd de Chvrches y con una sonrisa le animó a levantarse para poder bailar con él. Él se levanto y se pusieron a bailar como si no hubiera un mañana despertando a su hijo, que con una sonrisa se unió al baile. Todos ellos sonreían mucho y sus ojos desprendían felicidad.......The End.

viernes, 8 de agosto de 2014

La canciones del verano

El verano tiene muchas cualidades y una de ellas es la cantidad de recuerdos sensoriales que guardamos en esa cajita que es la memoria. Algo tan fugaz como la memoria, que además de ser selectiva, nos distorsiona la mayoría de recuerdos. Por esa razón la memoria sensorial es la más fiable, aquella que asocias con olores, ruidos, canciones, comidas y un largo etcétera.

Para mi, el verano huele a crema de playa, azahar y colonia fresca. Sabe a sandía, gazpacho, granizado de limón y helado de vainilla. En él se oyen el ruido de las olas, las gaviotas, las golondrinas, la tele alta en calles vacías y las risas de los niños jugando en el parque.

Mi memoria guarda muchas canciones asociadas al verano, pero intentado que no se haga muy largo voy a elegir 3. Estas canciones no son ni las mejores ni las peores; simplemente las primeras que me han venido a la memoria.

1- Led Zeppelin "Going to California". No sé si es por el rollo folk, o por la letra, pero esta canción me desplaza acusticamente a los días de verano. Veranos de mis veintitantos, cuando el amor era romántico y el movimiento hippie, aunque lejano en el tiempo, estaba muy cercano en mi corazón. Podía pasarme horas y horas escuchando a esta mítica banda de rockeros y cada canción ocupó un lugar especial en mi vida.




 2- Elastica "Connection". Esta canción me trae a las fiestas de verano; fiestas llenas de gente donde el calor de la noche se mezclaba con el sudor de la gente, el olor al tabaco y bebidas bien frías. Donde se bailaba, se hablaba y se buscaba una mirada cómplice. Era una canción buen-rollo que hacia saltar a todos de la silla y mover el cuerpo sin parar.



 3- Astrud Gilberto, Joao Gilberto and Stan Getz "The girl from Ipanema". Esta canción me lleva a las noches de verano, cenando con amigos a la luz de las velas. Es una canción que transmite sensualidad a la vez que crea una atmósfera muy relajante, dando lugar a largas charlas, copas de vino y amplias sonrisas.