jueves, 10 de enero de 2013

Salto a la oscuridad

La habitación estaba a oscuras pues le gustaba dormir sin nada de luz en la habitación. Marta miro el reloj de la mesilla y eran las 10 de la mañana. Otra vez se había vuelto a dormir. Desde la cama oía los mismos gritos de siempre. Su padre gritando a su madre, preguntandole donde se había gastado todo el dinero de la comida. Su madre no solía gritar. Ella dejaba que su marido le gritase, mirándole con asco, esperando a que terminara de desahogarse. A su padre esa mirada le irritaba más que si le estuviera gritando.

"Podéis callaros de una vez. Estoy harta de tanto ruido ya de mañana, joder" grito Marta dando un portazo al entrar en el baño. El padre se dirigió hacia ella abriendo la puerta con un golpe "¿Y tu? ¿Pasando de ir a clase? Otra puta vaga en esta casa. Aquí solo nos hace falta eso. Ya te estas buscando trabajo, que aquí se acabo el cuento" Marta se levanto del vater y cerro con otro portazo "Me voy a pirar de esta casa de locos pero ya. Estáis todos como una puta cabra"

Entro en la cocina preparada para marcharse. Allí estaba la madre, sentada, sujetando un cigarrillo en una mano y  una lata de cerveza en la otra. Los dedos que sujetaban el cigarrillo estaban amarillentos y las uñas estaban sucias. "Joder mama, quitate las manchas de los dedos. Menuda pinta" Iba a seguir, pero cuando su madre le miro se calló. Sus ojos estaban perdidos y suplicaban que ella no se uniera a su padre en las criticas. Cogió el bolso y abrió la puerta "Vengo en un rato"

Bajando las escaleras se puso los auriculares con la música a todo volumen. Su vida era una mierda, una pesadilla de la que no lograba despertarse. Al llegar al instituto se vio con sus amigas "Menuda cara Marta. ¿Que pasa?" Marta le cogió el porro de la mano a su amiga y le pego una calada "La misma mierda de siempre. Estoy hasta los cojones de todo. ¿Tienes algo?". La amiga negó con la cabeza "La cosa esta chunga. No hay pasta. Miraré si puedo sacar algo a Pedro para mañana viernes y nos vamos a Industrial" Los ojos de Marta se encendieron. "Si. Necesito fiesta para desconectar de todo"

Al llegar a casa no había nadie. Otra vez se tenia que hacer la comida. Abrió la nevera y no había mucha cosa. Miro en la despensa y se saco una lata de atún. Cogió un tenedor y empezó a comerse la lata rebañando el aceite con los dedos. Su padre pego un portazo al llegar a casa. Entro en la cocina y miro a Marta "¿Que haces?" "Aquí comiendo algo. No hay nada en casa para comer. Esto es una mierda de casa". El padre la miro con rabia. Olia a alcohol y Marta sabia que cuando bebía se transformaba. "Pues si esto te parece una mierda te coges la maleta y te marchas. Y a mi no me hables así que soy tu padre ¿Vale?" Y cogiéndole del pelo la tiro al suelo. Marta le empezó a gritar "Dejame. No me toques, borracho de mierda" El padre mientras ella le gritaba le pegaba patadas en la espalda.

Todo estaba en silencio. Solo se oía a Marta sollozando. El padre hacia un rato que había terminado de azotar a la hija y se había marchado de un portazo. Marta lloraba de impotencia por una vida que ella no había buscado, pero que le estaba hundiendo cada vez mas. Se levanto y se fue al baño a lavarse. Se miro y tenia moratones por todo el cuerpo "Que cabrón. Menuda paliza me ha dado" Mientras decía esto las lágrimas le caían por la cara. Cogió la bolsa de su cuarto y puso un poco de ropa en ella. Cogió la chaqueta, el bolso y bajo corriendo las escaleras. Una vez en la calle empezó a caminar rápido, cada vez más rápido hasta que empezó a correr. No sabia hacia donde se dirigía pero seguía corriendo. Llego a la estación del tren y entro. "Me voy de aquí. No quiero saber nada más de esta ciudad de mierda"

Cuando llego a la taquilla abrió la cartera y se dio cuenta que no tenia más que 8 euros. Con esto no podía hacer nada. Tenia que conseguir dinero como fuera. Llamo a sus amigas. Todas ellas le daban excusas para que no se fuera a ningún sitio, que no hiciera locuras. Ella se quería marchar ya. No podía aguantar más. Nadie le hacia caso. Se puso a pedir dinero a la gente que estaba en la estación, pero la gente la miraba mal y se iban por otro lado esquivandola. Ella se sentó en uno de los bancos de la estación llena de rabia y con lágrimas en los ojos. ¿Por que le obligaba la vida y la sociedad a vivir una vida de mierda? Por que no podía tener ella una vida normal como el resto de la gente?

El tren se acercaba y ella todavía no tenia el dinero para poder marcharse. No, esta vez no iba a ser a así. El destino no se iba a reír de ella otra vez. Esta vez ella se iba si o si. Se levanto del banco, cogió su bolso y miro como se acercaba el tren. Ella siguió andando, mirando al frente, viendo a la gente que estaba en el anden contrario, gente normal, con vidas normales, lo único que ella quería. Una vida normal y aburrida donde su única preocupación fuera si le llamaba el chico que le gustaba o que ponerse para ir a la discoteca. Su vida era un fracaso, un error desde el principio. Ella siguió andando hacia las vías y con el paso del tren los gritos y alaridos de la gente de la estación fueron en aumento.
El game over de su vida había dejado de aparecer en la pantalla.